A lo largo de nuestra vida, obtenemos ingresos que pueden ser generados por un empleo, un negocio u otra actividad. Si no sabemos administrar bien estos flujos de dinero, podemos terminar mal económicamente. Entonces, ¿cómo administrar el dinero? Lo podemos hacer usando cuatro cuentas diferentes, ya sea cuentas bancarias o sobres, si recibes el dinero en efectivo.
Las cuentas serían: cuenta de ingresos, cuenta de inversiones, cuenta de fondos o alcancías y cuenta de gastos mensuales. Todo el dinero ganado llega a la cuenta de ingresos y posteriormente se distribuye en las diferentes cuentas o sobres.
Primero enviamos a la cuenta de inversiones, aquí colocamos la mayor cantidad que podamos, es decir, el mayor porcentaje de nuestros ingresos. Este dinero es para invertirlo en el crecimiento de nuestro negocio, bolsa de valores, bienes raíces, etc. Esta es la cuenta más importante porque con el tiempo este dinero te generará ganancias que regresarán nuevamente a la cuenta de ingresos.
Por ejemplo, si ganas actualmente 500 dólares al mes y después de un tiempo tus inversiones se generan 100 dólares más, entonces tendrás 600 dólares que entrarán a tu cuenta de ingresos. Mientras más dinero generemos, más dinero podemos distribuir entre las cuentas. En consecuencia, entraremos al círculo de inversiones que nos ayuda a acumular más dinero.
No podemos olvidarnos de la cuenta de gastos, que son los gastos de casa, comida, transporte, salud, agua y energía, es decir, todos los gastos que normalmente tenemos durante el mes. El dinero que coloquemos aquí debería ser suficiente para cubrir estos gastos, para no estar pensando “¿Será que compro ese pago? No lo compro, compro las pastillas, o mejor no las compro”, por no tener suficiente dinero para adquirir las cosas necesarias.
Sin embargo, puede ser demasiado dinero para que no te pase que vas a la tienda, miras su nuevo celular y dices “quiero comprarme este celular” y lo compras. Si tenemos demasiado dinero disponible, terminamos comprando por emociones, igual con compras como un carro, una computadora u otros bienes. Esos gastos están fuera de nuestro presupuesto mensual. Para este propósito, debemos usar el dinero que acumulamos en la cuenta de fondos o alcancías.
Entonces, tenemos la cuenta de fondos donde ahorramos dinero para los gastos de vacaciones, compra de una computadora, un carro, pago anual de un seguro y todos los demás gastos que podemos planear. Imaginemos que guardamos todo este dinero en un solo lugar. Para no confundirnos, podemos usar una hoja de cálculo, ya sea en Excel o en Google Drive, donde registramos cuánto dinero pusimos y para qué propósito, por ejemplo, 100 dólares para comprar una computadora. En otras palabras, tenemos todo el dinero en una cuenta bancaria pero tenemos un lugar donde anotamos para qué está destinado cada porción de este dinero.
También puede pasar que si tenemos un empleo o un negocio, de vez en cuando nos llegue un dinero extra, como un bono, un premio o un regalo, algo que no esperábamos. La mayoría de las personas, cuando les llega este tipo de dinero, rápido lo gastan todo, nueva ropa, a celebrar con la familia en un restaurante. Sin embargo, lo más sano para nuestras finanzas es que el dinero extra también entre a la cuenta de ingresos y se distribuya en todas las cuentas como si fuera un ingreso normal. Por ejemplo, si recibiste 200 dólares, puedes poner 100 dólares para comprarte algo bonito y los otros 100 para inversiones, para que este dinero también trabaje.
Si todavía no lo tienes, es recomendable que tengas tu propio sistema de distribuir el dinero. Confío en que este artículo te dé una idea de cómo puedes elaborar tu propio sistema y por consiguiente, administrar mejor tu dinero.